Aloners / Honja saneun saramdeul / Solitarios

Con la fuerza de la sutileza / With the force of subtlety

por Daniel Burman

Notable ópera prima de la coreana Hong Sung-eun, que expone con una sutileza tan extraordinaria como contundente la crisis de una joven que eligió la soledad como modo de vida.

Una joven lleva adelante una existencia solitaria hasta que ciertos eventos comienzan a poner en cuestión ese modo de vida.

Jina (o Jin-ah) trabaja en el call center de un servicio de asistencia al cliente de una tarjeta de crédito. Ella es una holojok, término que define en Corea del Sur a las personas que viven solas en las ciudades, sin familiares, parejas o amigos. Ella rehúye en lo posible cualquier contacto y comunicación verbal, salvo que le resulte ineludible. La película relata cómo ciertas circunstancias empiezan a resquebrajar esta fortaleza emocional: el reencuentro con su padre, verse obligada a entrenar a una empleada nueva, la muerte de un vecino, circunstancias que la obligan a socializar y que en algunos casos constituyen un espejo incómodo.

La notable opera prima de Hong Sung-eun va exponiendo con una sutileza extraordinaria lo que va sintiendo Jina (no es la única solitaria del relato), frente a ese juego de espejos que le hablan de su presente y acaso de su futuro y esas interacciones que vive como intrusiones en su mundo dominado por el trabajo eficiente y desapasionado y la conexión permanente a las pantallas. El relato no se contenta con ceñirse al drama, sino que aporta algunos elementos inquietantes y pocos pero certeros toques de humor, creando un clima que captura al espectador. Y siempre con lo que yo llamo la “elegancia” de las ficciones surcoreanas.

Todo esto no podría funcionar sin la extraordinaria actuación de Gong Seung-yeon como Jina, dueña de una máscara de infinitos matices que describen a la perfección lo que expresa y sugieren lo que oculta.

Notable directorial debut by the Korean Hong Sung-eun, which exposes with a subtlety as extraordinary as it is forceful the crisis of a young woman who chose solitude as a way of life.

A young woman leads a solitary existence until certain events begin to question that way of life.

Jina (or Jin-ah) works in a credit card customer service call center. She is a holojok, a term that defines in South Korea people who live alone in cities, without relatives, partners or friends. She avoids as much as possible any contact and verbal communication, unless it is unavoidable. The film recounts how certain circumstances begin to crack this emotional strength: the reunion with her father, being forced to train a new employee, the death of a neighbor, circumstances that force her to socialize and that in some cases constitute an uncomfortable mirror.

Hong Sung-eun’s remarkable debut feature exposes with extraordinary subtlety what Jina is feeling (she is not the only lonely one in the story), in front of that game of mirrors that speak to her of her present and perhaps of her future and those interactions who lives as intrusions in his world dominated by efficient and dispassionate work and permanent connection to screens. The story is not content with sticking to the drama, but rather adds some disturbing elements and few but accurate touches of humor, creating a climate that captures the viewer. And always with what I call the «elegance» of South Korean fiction.

All of this could not work without the extraordinary performance of Gong Seung-yeon as Jina, who owns a mask of infinite shades that perfectly describe what she expresses and suggest what she hides.

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